El dolor, el temor y la incertidumbre reinaron ayer durante horas
en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en Santander,
entre los pacientes y trabajadores y sus familiares a causa del
desplome de una fachada del edificio de Traumatología que ha matado
a cuatro personas y herido a otras quince.
El caos se adueñó del centro hospitalario a primeras horas de la
mañana cuando el desplome de la fachada conmocionó, no sólo a las
personas que se encontraban en el centro, sino a los vecinos de
Santander que se fueron congregando en las inmediaciones del
hospital para conocer la suerte que hubieran podido correr sus
seres queridos. En el momento del derrumbamiento se operaba a
corazón abierto al marido de la presidenta de la Cruz Roja de
Cantabria, Carmen Moreno, según relató la propia Moreno a un grupo
de periodistas. La operación se suspendió y el paciente fue
ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos, señaló su esposa,
quien compareció tranquila ante los medios de comunicación para
elogiar el trabajo de los más de 80 miembros de la Cruz Roja, en su
mayoría voluntarios venidos desde distintos puntos de Cantabria, en
el siniestro.
El dispositivo de rescate se activó en pocos minutos y las
labores de salvamento se mezclaron con el viento y la lluvia que,
con intensidad, caía sobre Santander. Testigos presenciales
relataron como, en cuestión de segundos, escucharon un gran ruido y
vieron como caía una pared sobre un edificio más bajo, donde están
ubicadas las dependencias administrativas y los quirófanos.
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