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JAVIER JIMÉNEZ-M. ADROVER «Ojo por ojo y diente por diente. La única alegría que ahora me queda es ver al asesino de mi hija muerto». El padre de María del Carmen del Salto no soportó ayer la tensión y el agotamiento de muchos meses y, entre lágrimas, pidió que el criminal que acabó con la vida de la joven de Porto Cristo tenga un final similar al de la infortunada.

Enrique del Salto se enfrentó por la mañana a la Guardia Civil y a la policía para ver los restos aparecidos entre los matorrales, pero no consiguió su objetivo. Al salir del predio de s'Illot estalló en lágrimas y no pudo contener su indignación: «No hay derecho a lo que nos ha ocurrido. Esta zona la registraron varias veces tras la desaparición y nadie vio nada, es algo increíble. Quizás se podría haber encontrado con vida a mi niña... La mayor alegría que me pueden dar ahora es que maten al asesino, es muy duro decirlo así, pero es lo que siento», manifestó. El hombre todavía no tenía confirmación de que se trataba de María del Carmen, pero aseguró que él estaba convencido: «Es un cuerpo grande, como el de mi hija, lleva pulseras, es una joven y, todo concuerda. Estoy seguro de que es ella».

La familia al completo regresó por la tarde al cuartel de la Guardia Civil de Manacor, donde se reconoció los efectos personales de la joven. A su salida, se mostraron tremendamente abatidos y confirmaron que habían identificado esos objetos como los que portaba su hija el día de su desaparición, el 22 de mayo.