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Ayer quedó visto para sentencia el juicio contra Juan Andrés D.M., un hombre que está acusado de abandonar a su hija de dos años de edad, por permitir que viviera en un piso repleto de suciedad. El fiscal pide, además de una pena de arresto de 12 fines de semana, que le retiren la patria potestad al acusado durante un periodo de diez años.

Los hechos ocurrieron el día 28 de marzo del pasado año en una vivienda de la calle Vallori, en Palma. Los vecinos del edificio avisaron a la policía porque habían visto a una niña que mostraba muy mal aspecto. La niña vivía con un matrimonio (que tenía otros dos hijos) que acordaron cuidarla durante dos semanas, pero una vez transcurrido este tiempo, su padre no había ido a buscarla.

Cuando la policía entró en el piso se encontró con la desagradable sorpresa de que aquella vivienda estaba repleta de suciedad y que la niña presentaba un aspecto lamentable: tenía frío, estaba sucia, las ropas estaban manchadas con su orina y apenas hablaba. La policía rescató a la menor y la trasladó al centro de Nazaret. Allí fue lavada y sometida a un reconocimiento médico. Se comprobó que tenía piojos y pulgas, y además mostraba una preocupante falta de atención y carencia de estímulos. Pese a que entendía todo lo que ocurría, sólo contestaba con monosílabos. Una doctora comprobó que la pequeña presentaba anemia por falta de hierros, y lesiones en las piernas producidas por los pañales. Comprobó también que no mostraba signos de malos tratos.

La policía averiguó la identidad del padre y el juez entendió que debía ser juzgado por abandonar a su hija en el piso de unos vecinos. El hombre, defendido por el letrado José Luis Navas, explicó ayer que su mujer le había abandonado «para irse con un gitano» y le dijo que no tenía medios para cuidar de la niña, diciéndole que debía hacerse cargo de ella. El hombre explicó que atravesaba un mal momento económico, porque se había quedado sin trabajo y su vivienda se había incendiado. En el barrio le hablaron de un matrimonio que estaría dispuesto a hacerse cargo de la educación de la niña temporalmente, y decidió visitarles. «Me hablaron bien de esta familia», insistió ayer el acusado, que explicó que no llegó a pagarles ninguna cantidad económica para que se hicieran cargo de su hija, pese a que se lo había planteado. El acusado señaló que se limitó a entregarle ropa de la niña, a la que sólo veía en la calle o en el bar. Al preguntarle porqué no había pedido ayuda a sus familiares, el acusado afirmó que no quiso molestarles porque sus padres estaban enfermos.