El asesino de la joven de Porto Cristo puede ser un psicópata. Esta
es la conclusión que barajan los investigadores, que están
convencidos de que el móvil del asesinato fue sexual. La Guardia
Civil ha logrado averiguar, casi paso por paso, los movimientos que
realizó el sospechoso. El alemán se llevó a la mujer de un bar de
Cala Bona. Fue un encuentro de alguna forma casual, pero su
intención no era ni mucho menos ayudarla, sino violarla. El agresor
se llevó a la mujer a un lugar apartado. Ella se encontraba bebida
y apenas se daba cuenta de a dónde iba. Cuando se percató ya era
demasiado tarde.
El examen forense ha demostrado que se trató del típico ataque
sexual. La víctima apenas pudo hacer nada para defenderse. Estaba
algo aturdida por el alcohol, el agresor era más fuerte que ella y,
además, la inmovilizó con sus propias manos. Nunca se sabrá si la
mujer murió antes o después de satisfacer su deseo sexual del
asesino, pero lo cierto es que no quería dejar testigos.
A pesar de que pueda tratarse de un psicópata y puede no sentir
remordimientos con la muerte de la víctima, ello no evita que este
tipo de criminales actúan con nerviosismo. La inexperiencia de est
clase de asesino es siempre una baza que juega a favor de los
investigadores. El escenario del crimen demuestra que los deseos
del asesino eran dejar a la víctima cuanto antes. Nadie lo había
visto matar a María del Carmen del Salto y se encontraba en un
lugar apartado y oscuro. Tenía tiempo de enterrar a la víctima,
pero no lo hizo. Se limitó a esconder su cuerpo debajo de una mata.
Se dio cuenta de que la había matado y la dejó abandonada tal como
la había atacado.
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