En un multitudinario funeral celebrado en la parroquia de la Mare
de Déu del Carme de Porto Cristo, unas 2.500 personas dieron el
último adiós a la joven María del Carmen de Salto, que fue
asesinada el pasado 22 de mayo, presuntamente por el bombero
alemán, Andreas Ingo.
Durante la celebración religiosa toda la familia, encabezada por
su padre, Enrique del Salto; su madre, Gracia Fajardo y sus
hermanos; Mónica, Silvia, Enrique, Daniel y José, no pudieron
contener la emoción ante las innumerables muestras de apoyo que
recibieron de sus vecinos de Porto Cristo. El templo estaba lleno y
mucha gente se quedó sin poder entrar durante el funeral. Esperaban
fuera para dar la condolencia a la destrozada familia del
Salto.
El altar mayor del templo parroquial estaba lleno de ramos de
flores y coronas para recordar a la malograda María del
Carmen.
Durante la homilía el párroco de Porto Cristo, Josep Caldentey,
tuvo recuerdos emotivos para María del Carmen diciendo que «estamos
aquí para hacer lo único que podemos por ella: rezar por el eterno
descanso de su alma».
La brutalidad del crimen que acabó con la vida de la joven de
Porto Cristo hizo que la solidaridad de la gente de la comarca con
la familia del Salto se haya multiplicado durante los útimos días.
Esto se puso de manifiesto ayer en el funeral, donde muchos de las
personas presentes, durante el oficio religioso, se le saltaron las
lágrimas. El capellán pidió a la gente, justo antes de dar el
pésame, que debido a la situación que vive la familia y la reciente
maternidad de Mónica del Salto, se abstuvieran de abrazos para no
prolongar durante mucho tiempo el funeral.
Gracia Fajardo, madre de Carmen, durante todo el funeral estuvo
muy afectada y recibiendo el afecto constante de sus hijos.
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