La casa, que quedó destruida, había sido reformada hacía poco tiempo. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA.

TW
0
MARI VÀZQUEZ/JAVIER JIMÉNEZ Los cinco niños de edades comprendidas entre los 2 y los 12 años que en la noche del martes se encontraban en la casa de Sóller que ardió, salvaron la vida gracias a la rápida actuación de la dueña de la vivienda, madre de tres de los menores, y que resultó intoxicada durante el incendio. El domicilio había sido restaurado recientemente y ha quedado completamente destruido. Tal y como adelantó este periódico en su edición de ayer, el fuego se declaró pasadas las ocho y media de la noche, en la céntrica calle Sant Pere número 39.

La casa, de dos plantas, es propiedad de Miguel Puigrós, gerente de la fundación Deixalles-Sóller, y de Cristina, su esposa. En aquellos momentos se encontraban en su interior los tres hijos del matrimonio, un sobrino y un amigo de los pequeños, además de la dueña. La mujer estaba en el cuarto de baño y salió al pasillo al advertir un intenso olor a humo. En pocos segundos se declaró un fuego en el sótano y las llamas se extendieron con celeridad.

Cristina reaccionó sin pensárselo dos veces y fue sacando a los niños de la casa. Uno de ellos, el mayor, resultó con quemaduras de carácter leve en una mano y una pierna y fue atendido en el PAC (Punto de Asistencia Continuada) de la localidad. Luego, como medida de precaución, fue evacuado en ambulancia hasta Son Dureta, pero su estado no reviste gravedad. Cristina, una vez superado el difícil trance, tuvo que recibir oxígeno porque había inhalado humo y tenía serias dificultades para respirar. Su marido se encontraba reunido y fue informado telefónicamente del desastre. Cuando llegó a la calle Sant Pere y comprobó los daños en la casa su rostro reflejó una profunda desolación.