Los cinco niños de edades comprendidas entre los 2 y los 12 años
que en la noche del martes se encontraban en la casa de Sóller que
ardió, salvaron la vida gracias a la rápida actuación de la dueña
de la vivienda, madre de tres de los menores, y que resultó
intoxicada durante el incendio. El domicilio había sido restaurado
recientemente y ha quedado completamente destruido. Tal y como
adelantó este periódico en su edición de ayer, el fuego se declaró
pasadas las ocho y media de la noche, en la céntrica calle Sant
Pere número 39.
La casa, de dos plantas, es propiedad de Miguel Puigrós, gerente
de la fundación Deixalles-Sóller, y de Cristina, su esposa. En
aquellos momentos se encontraban en su interior los tres hijos del
matrimonio, un sobrino y un amigo de los pequeños, además de la
dueña. La mujer estaba en el cuarto de baño y salió al pasillo al
advertir un intenso olor a humo. En pocos segundos se declaró un
fuego en el sótano y las llamas se extendieron con celeridad.
Cristina reaccionó sin pensárselo dos veces y fue sacando a los
niños de la casa. Uno de ellos, el mayor, resultó con quemaduras de
carácter leve en una mano y una pierna y fue atendido en el PAC
(Punto de Asistencia Continuada) de la localidad. Luego, como
medida de precaución, fue evacuado en ambulancia hasta Son Dureta,
pero su estado no reviste gravedad. Cristina, una vez superado el
difícil trance, tuvo que recibir oxígeno porque había inhalado humo
y tenía serias dificultades para respirar. Su marido se encontraba
reunido y fue informado telefónicamente del desastre. Cuando llegó
a la calle Sant Pere y comprobó los daños en la casa su rostro
reflejó una profunda desolación.
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