El incidente más grave, que estuvo a punto de teñir de tragedia la
jornada huracanada del miércoles noche, fue la caída de una
gigantesca grúa de una edificio en construcción en la calle Capitán
Salom, cerca de la Plaza de Toros de Palma.
El brazo de hierro, de muchas toneladas, comenzó a oscilar
peligrosamente a causa de las intensas rachas de viento y en un
momento dado, poco antes de las once de la noche, se vino abajo. El
estrépito fue brutal y alarmó a muchos vecinos. Cuando los
residentes bajaron a la calle y se asomaron por la ventana
observaron cómo la grúa había chafado a cuatro automóviles. En uno
de ellos, en un Volkswagen Golf de reciente matriculación, quedó
atrapado David Castedo, jugador del R.C.D. Mallorca. El joven fue
rescatado por los bomberos con lesiones leves. En la barriada
palmesana de Sant Agustí, en concreto en la calle Bartomeu Fons i
Coll, se registró un siniestro similar: un pino de grandes
dimensiones se precipitó sobre cuatro coches estacionados en la vía
pública, aunque en esta ocasión no se registraron desgracias
personales. En la calle Despuig una torre de hierro de telégrafos
estuvo a punto de venirse abajo, minutos después de la medianoche,
y los bomberos tuvieron que actuar con celeridad para apuntalarla y
evitar el siniestro. Algunos residentes en Ciutat, sobre todo
personas de edad, sufrieron un ataque de nervios por las rachas
huracanadas y otros avisaron por teléfono porque temían que los
cristales de sus ventanas iban a reventar.
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