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EFE-NAIROBI La policía de Uganda ha descubierto otra fosa común con 70 cadáveres, incluidos varios niños, que podrían haber sido víctimas de la secta apocalíptica a la que se acusa ya del asesinato de 483 personas. El hallazgo fue hecho ayer por la policía ugandesa en la propiedad de Dominic Kataribabo, uno de los líderes del «Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos de Dios», en Rugazi (sudoeste de Uganda). Esta localidad está situada a 80 kilómetros al norte de Kanungu, la población donde 330 miembros del culto murieron el pasado día 17 en el incendio de una iglesia, en lo que se pensó inicialmente había sido un suicidio colectivo y que las autoridades ugandesas atribuyeron luego a un asesinato de los líderes del grupo. El cadáver de Kataribabo, un antiguo sacerdote católico excomulgado, es uno de los únicos dos correspondientes al liderazgo de la secta que fueron identificados después del incendio. Los otros dos principales dirigentes del grupo y presuntos asesinos, los también clérigos excomulgados Joseph Kibwetere y Credonia Mwerinde, salieron de la iglesia antes del siniestro y huyeron, según un joven que abandonó el local la noche anterior y cuya madre murió en la tragedia.

El pasado viernes los investigadores policiales descubrieron los restos mortales de otras 153 personas en una fosa común en una propiedad de la congregación en Kalingo, a unos 45 kilómetros al oeste de Kanungu.