El tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia de Palma juzgó
ayer a un empresario de Santa Maria, que está acusado de agredir
sexualmente a una empleada. El fiscal y la acusación particular,
que representa el abogado Antonio Albertí, imputa al empresario dos
delitos de agresión sexual. Se le reclama cuatro años de cárcel.
Los hechos fueron denunciados en el mes de marzo de 1998. La
víctima, una joven de 17 años de edad, contó ayer al tribunal que
en aquellas fechas trabajaba como empleada en un vídeo club. El
negocio era propiedad del acusado y del hermano de la víctima. La
mujer explicó que casi cada día el empresario la acompañaba hasta
su domicilio, situado en otra localidad. La joven señaló que en una
ocasión su jefe desvió la dirección de su coche y se dirigió hacia
la localidad de Santa Eugènia, con la excusa de que quería
mostrarle la casa de sus padres. Según su versión, detuvo el coche,
le invitó a colocarse en el asiento trasero del coche y mantuvo
relaciones sexuales, pese a su resistencia. Quince días más tarde,
en esta ocasión en las afueras de Consell, repitió los mismos
hechos.
La joven contó lo ocurrido a su hermana, y ésta a su padre.
Acudió a una revisión en Son Dureta y después presentó una denuncia
ante la Guardia Civil. El acusado niega la versión de la mujer y
mantiene que no ha tenido relaciones sexuales con ella. Su abogado
Higinio Muñoz planteó la duda de que la mujer denunciaba estos
hechos porque su jefe no le hubiera querido cambiar el horario y
para justificar el enfado de su padre al enterarse de que dejaba el
trabajo. La mujer dice que estas condiciones de trabajo no tuvieron
ninguna influencia en su decisión de denunciar a su jefe. Sin
embargo, reconoció que el ambiente laboral en el vídeo club no era
el más adecuado, puesto que se sentía presionada y maltratada.
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