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Un hombre de unos 40 años de edad ha denunciado ante la policía que una vidente le estafó y se apoderó de siete millones de pesetas. Esta mujer la busca la policía a través de Interpol. El pasado mes el hombre encontró un folleto publicitario sobre su coche del consultorio de la astróloga «Angelina». Acudió a la dirección indicada y allí fue atendido por una mujer de unos 35 años de edad. Le invitó a entrar en el consultorio, donde había un altar, con imágenes de santos y varias velas encendidas.

De inmediato la mujer vio problemas personales en el cliente y le dijo que estaba poseído por un «mal de ojo», pero que ella podía rezar para curarle. La mujer le exigió un adelanto de 40 mil pesetas para adquirir material espiritual.

El hombre pago este dinero y se mostró dispuesto a que se repitieran los conjuros para conseguir curarse. ojo. La mujer le contestó que cuanto más dinero le entregara, antes lograría salvarse.

Durante las primeras sesiones, la vidente le devolvió el dinero a la víctima. La mujer empleó esta táctica para ganarse su confianza y convencerle de sus consejos. Le exigió más dinero y le aconsejó que pidiera un préstamo a un banco. El hombre se confió de sus palabras y consiguió ayuda económica de un amigo. Se presentó en el consultorio de la «adivina» con siete millones de pesetas en metálico. La mujer distribuyó el dinero en fajos de un millón de pesetas. A continuación los colocó sobre una mesa y formó una cruz con ellos. La vidente repetió un repertorio de rezos para convencer al cliente de que le estaba ayudando. El denunciante afirmó que la mujer le indicó que debía coger el dinero, meterlo en una bolsa y enterrarlo en una maceta de su casa.

La mujer hizo un ritual delante del cliente, y consiguió que no se diera cuenta cuando, habilmente, quitaba el dinero de la bolsa y lo sustituía por recortes de plástico. El hombre se llevó la bolsa y la enterró en la maceta, tal como le habían dicho, convencido que su «mal de ojo» desaparecería. Al día siguiente el hombre intenta hablar con la vidente pero, al no obtener respuesta, decidió volver al consultorio. En ese momento descubrió que los moradores se habían marchado. Sus sospechas se confirmaron cuando volvió a su casa, desenterró la bolsa y comprobó que el dinero ya no estaba, y que la bolsa contenía recortes de periódicos.