Un delincuente armado con una pistola irrumpió ayer en una empresa
ubicada en las inmediaciones del Coll den Rabassa y obligó a
empleados y clientes a arrojarse al suelo. Luego se apoderó de la
caja recaudadora, que contenía aproximadamente 700.000 pesetas y
huyó en un taxi.
Fuentes de la investigación explicaron que el atraco tuvo lugar
a la una de la tarde, cuando un individuo llegó en un taxi a la
nave y le dijo al chófer que le esperara un momento. El sujeto
entró en el negocio y, pistola en mano, se dirigió hacia la caja
registradora, que sabía dónde se encontraba. El hombre actuó con
enorme sangre fría y advirtió: «¡Al suelo, esto es un atraco!». Los
trabajadores y clientes obedecieron la orden de forma instantánea y
el delincuente siguió avanzando, inexorable, hasta la caja. No se
preocupó de abrirla, sino que la tomó entre sus manos y la escondió
bajo las ropas. Luego, de la misma forma que había accedido a la
nave, salió a la calle y se subió al taxi.
El conductor desconocía por completo lo que acababa de ocurrir y
le llevó de vuelta a Palma, según averiguó luego la policía. El
local asaltado nunca había sido víctima de un atraco de estas
características y sus responsables se encontraban ayer impactados.
El Cuerpo Nacional de Policía visitó las instalaciones del Coll den
Rabassa en busca de huellas o indicios del delincuente y no los
investigadores no descartan que se trate de un toxicómano que se
encontraba desesperado; sin embargo, la declaración que prestaron
por la tarde los testigos presenciales no parece apuntar a que el
sujeto estuviera fuera de sí o con el síndrome de abstinencia.
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