La audacia de un delincuente con un amplio historial delictivo le
permitió obtener importantes ganancias durante dos semanas. El
ladrón en cuestión, Martín V.V., de 48 años, colocaba una tapa de
plástico en la ranura de salida de los billetes de los cajeros
automáticos. Los clientes del banco operaban, pero se encontraban
con la sorpresa de que el dinero no salía. Cuando se alejaban de la
sucursal, el individuo retiraba la tapa y se quedaba con la
cantidad extraída.
Esta modalidad delictiva no es nueva, pero en los dos primeros
fines de semana del mes el Cuerpo Nacional de Policía detectó que
se estaba aplicando en cajeros automáticos de Jaume III y de las
Avenidas. Los días elegidos "sábados y domingos" no eran fijados al
azar, sino que el delincuente jugaba con la ventaja de que los
afectados no podían reclamar al banco, que estaba cerrado.
Normalmente Martín V. esperaba en las inmediaciones y cuando la
víctima salía a la calle él entraba disimuladamente y fingía que
operaba con una tarjeta.
Una vez que se aseguraba que nadie lo observaba, retiraba la
tapa y se quedaba con el dinero que había quedado atrapado. De esta
forma estafó a numerosos ciudadanos, hasta que el MIP-E (Módulo
Integral de Proximidad) le siguió la pista y el pasado día 14, a
las seis de la tarde, consiguió detenerlo. En el momento de ser
arrestado Martín V. llevaba entre sus ropas una de las tapas
utilizadas (del mismo color del cajero, para que se camuflara), un
tubo de pegamento (para fijar la tapa y que no pudieran retirarla)
y un destornillador (con el que retiraba él la tapa).
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