El veterano actor de zarzuela Alfonso del Real, afincado en
Mallorca desde hace varios años, ha presentado una querella
criminal (que ha sido aceptada a trámite) contra un empresario y un
abogado de Palma, a los que acusa de urdir un plan para apartarlo
de la explotación de un restaurante en el Passeig Marítim.
Esta querella la está tramitando el juez del Juzgado de
Instrucción número 3 de Palma, que ha citado como imputados a los
dos querellados, a quien el actor y un socio les acusan de estafa,
delito societario y denuncia falsa.
Alfonso del Real es accionista mayoritario de las dos
sociedades, Fun Food Factory y Fun Drin Factor, que gestionaban y
explotaban el restaurante Newyorker's, sito en el Passeig Marítim.
El actor cedió la administración del restaurante a su hijo Emilio.
La empresa invirtió unos 150 millones en el montaje del
negocio.
En 1998 el restaurante atravesó una crisis económica. Tenía
problemas para pagar el alquiler y la empresa propietaria del local
instó el desahucio. Emilio Suárez intentó renegociar la deuda para
evitar el cierre y el desalojo del local. Se acordó adelantar seis
millones y asumir el pago de otros doce millones. Sin embargo,
mientras se renegociaba con la empresa del local, dos acreedores,
en el mes de noviembre de 1998, instaron la quiebra de la sociedad,
que fue aceptada por el juzgado.
Según se explica en la querella, en este periodo de tiempo
apareció un conocido empresario de Palma (uno de los denunciados) y
le ofreció una solución a la familia Del Real. La solución
consistía en que él pagaría los gastos para levantar la quiebra,
asumiría el pago de la mitad del dinero que exigía el dueño del
local y crearía una nueva sociedad para explotar el Newyorker's.
Esta nueva sociedad estaría controlada, a partes iguales, por el
empresario denunciado y por Fun Food Factory. El actor y su hijo
aceptaron esta propuesta, porque era mejor perder la mitad de la
empresa que perder el cien por cien. Este plan de reflote fue
presentado a los acreedores, que se mostraron dispuestos a levantar
la quiebra ante las expectativas de que iban a cobrar.
Según la querella, una vez solucionado el problema de la
quiebra, el empresario y Emilio Suárez se entrevistaron con el
abogado (el otro denunciado) que representaba la sociedad
propietaria del local. La visita tenía por objeto renegociar un
nuevo contrato de alquiler. En esta reunión, según siempre la
versión del querellante, se renegoció el pago de los 18 millones
que Fun Food Factory adeudaba. Se acordó adelantar cuatro millones,
y el resto aplazar el pago hasta el año siguiente. El actor pagó
los dos millones que le correspondían.
Para explotar de nuevo el restaurante se creó la sociedad Grupo
Tellium. Los querellantes afirman que el empresario y el abogado
denunciado acordaron a sus espaldas que el 60% de esta nueva
sociedad sería controlada por la empresa propietaria del local,
para garantizar el pago de los 18 millones de pesetas que
restaban.
Alfonso del Real afirma que aceptó esta situación empresarial,
siempre y cuando su nuevo socio firmara una documento privado en el
que reconociera que, en realidad, el 50% del Grupo Tellium
pertenecía a la sociedad Fun Food Factory, propiedad del actor,
porque creía que una vez que se hubiera pagado la deuda, la
situación se restablecería y que el abogado devolvería el control
del 60% de las acciones de la nueva sociedad. Emilio Suárez afirma
que le estuvo pidiendo a su socio que firmara el documento privado,
pero éste siempre le respondió con evasivas.
El restaurante Newyorker's se reabrió al público pero, según la
querella, la relación entre la familia Del Real y su nuevo socio no
fructificó. A los seis meses el empresario ofreció desvincularse de
la empresa, y puso precio a su parte: 15 millones de pesetas. En
ese momento Emilio Suárez buscó inversores para que asumieran la
compra de estas acciones.
Siempre según la versión del querellante, el empresario informó
a los inversores interesados que la familia Del Real no tenía nada
que ver con la gestión del restaurante, puesto que en realidad la
sociedad explotara estaba controlada en un 40% por él, y el 60% por
el dueño del local. Emilio Suárez afirma que en ese momento
descubrió que le habían engañado y que se estaban cometiendo
irregularidades contables para apartarles del control del
restaurante. La relación entre los socios era insostenible, y según
afirma la familia Del Real, cuando fueron a pedirle explicaciones
al empresario, éste les dijo que el dueño del Grupo Tellium era él.
En esta reunión les acusó de robar dinero de la caja y les exigió
que abandonaran el restaurante. El hijo del actor mantiene que a
través de esta maniobra empresarial entre su ex socio y el abogado
se les ha apartado de la explotación de un restaurante, que después
tuvo que cerrar. Hoy existe una pizzería en el local, explotada por
unos empresarios que no tienen ninguna relación con este caso. La
quiebra sobre la empresa del actor ya se ha levantado. Los
acreedores firmaron una propuesta de convenio, en el que se
establece que se sumarán a la querella que ha presentado la familia
Suárez del Real.
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