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JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS «Esa noche cenó en casa, salió con sus amigos y ya no volvió. Nos llamaron de madrugada y nos dijeron que lo habían encontrado en el arcén de la autopista de s'Arenal, en estado de coma, pero aparentemente no había sido un accidente de tráfico. Hace algunos días salió de la UCI, pero ha quedado en estado vegetal. Sólo pedimos que el caso no sea archivado y que se aclare que le pasó realmente a mi hijo».

Carmen Jiménez no se separa del lecho de su hijo ni un minuto. Indalecio Llort tiene 33 años, pero su vida se acabó el pasado 28 de marzo. Había trabajado como vigilante jurado en la empresa Prosegur y en los últimos meses lo hacía en Trablisa. Parece ser que días antes de aparecer con el cráneo destrozado tuvo problemas laborales, si bien en su casa no comentó nada. A las cuatro de la madrugada, aproximadamente, su cuerpo ensangrentado apareció tirado en el arcén, junto a un charco de vómitos. En un principio la Policía Local pensó que se trataba de un atropello; sin embargo, algunas «piezas» no encajaban.

Entre sus ropas se encontró su cartera, con dinero y documentación. El robo, pues, quedó descartado. «Los hombros los tenía amoratados y creo que lo cogieron entre dos y mientras uno le sujetaba otro le golpeaba», declaró ayer la madre a Ultima Hora . Las fuentes consultadas por este periódico reconocieron que es «poco probable» que Indalecio se cayera en el arcén o fuera arrollado por un coche, y también ha trascendido que esa misma noche tuvo un incidente con un compañero de trabajo y que la policía tuvo que intervenir para que el asunto no fuera a más. La esperanza de los investigadores era esperar a que la víctima se recuperara, pero hoy por hoy no es factible que Indalecio preste declaración.