José Manuel Sierra compareció ante la juez como imputado, asistido
por el abogado Fernando Mateas. El fiscal Pedro Horrach solicitó su
declaración para que explicara qué consejos ofreció a su cliente,
el empresario del juego Ismael Martín, que motivó el seguimiento e
investigación del funcionario de la Conselleria de Hacienda, José
Oliver. Aconsejado por su abogado, el concejal de Governació
prefirió guardar silencio y no quiso contestar a las preguntas que
se le formuló delante de la juez, imitando la postura que en su día
mantuvieron el empresario Ismael Martín y el investigador privado,
Carlos Valencia.
Sierra justificó su decisión porque la ley le exige que, por su
condición de abogado, guarde el secreto profesional y se niegue a
desvelar datos que pueden perjudicar a su cliente. Su abogado
defensor explicó que Sierra, si hubiera contestado a las preguntas,
podría haber cometido un delito que se castiga en el artículo 199
del Código Penal, que prohibe al profesional revelar secretos que
afecten a un cliente y que le obliga a guardar silencio. En este
sentido, el letrado Fernando Mateas recordó que este artículo
contempla penas que van de uno a cuatro años de prisión, así como
inhabilitación especial, por lo que justificó que Sierra no
declarara cuando ni su cliente ni el otro imputado (el investigador
privado) habían querido hacerlo.
Sin embargo, el concejal del Ajuntament no quiso realizar
ninguna manifestación pública para explicar su postura ante la
juez, y optó por marcharse precipitadamente del edificio de los
juzgados. Fuentes próximas a Sierra señalaron que el concejal, en
ningún momento, le indicó a su cliente que utilizara la información
que tenía para presionar al funcionario de la Conselleria, sino que
se limitó a aconsejarle que contratara a un investigador privado
para que obtuviera datos sobre José Oliver, al sospechar que estaba
beneficiando a otros empresarios del juego.
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