El violador reincidente de ancianas José Ignacio Orduña Mayo,
juzgado ayer por la presunta agresión sexual a dos mujeres de 79 y
94 años tan sólo 6 meses después de salir de prisión, ha declarado
que las relaciones sexuales que mantuvo con las víctimas fueron
consentidas por ellas.
La Sección Quinta de la Audiencia de Barcelona ha vuelto a
juzgar a Orduña Mayo, que en 1981 fue condenado a un siglo de
cárcel por una decena de violaciones a ancianas, tres de las cuales
murieron. Además de este caso, Orduña tiene que afrontar aún un
juicio popular por el robo con asesinato de otra anciana, C.B.G.,
de 80 años, que murió en su domicilio de la calle Valldonzella de
Barcelona el 10 de septiembre de 1997, caso por el que el fiscal le
pide otros 25 años de reclusión. Por los casos de agresión sexual
juzgados ayer a puerta cerrada por deseo de la defensa del acusado,
el fiscal y la acusación particular piden penas de hasta 22 años de
prisión.
El primer hecho ocurrió el 18 de julio de 1998, 6 meses después
de salir de prisión, cuando, según el fiscal, Orduña siguió a una
mujer de 79 años hasta su casa, situada en la calle Córcega de
Barcelona. Según el relato de la fiscalía, corroborado por la
víctima entre llantos, el presunto agresor entró en el inmueble en
el que reside la víctima, llamó a su puerta y la anciana, confiada,
le franqueó la entrada, momento en que Orduña aprovechó para
abalanzarse sobre ella. El hombre, afirma la fiscal, tumbó a la
anciana sobre una cama, la abofeteó y le lamió sus genitales, si
bien desistió de su acoso cuando oyó el ruido del ascensor del
edificio y se dio a la fuga.
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