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Un hombre de 56 años de edad fue detenido la tarde del pasado jueves en Palma. El sospechoso estaba en una cabina de teléfonos de la plaza de la Reina, se supone que para continuar con una «historia» que inició hace dos años, en el verano del 98.

La víctima, una mujer de unos 50 años que regenta un bar en Palma, recuerda que desde las citadas fechas estuvo recibiendo entre diez y doce llamadas de teléfono diarias. Ella cogía el aparato pero nadie hablaba, sólo silencio. Así, hasta el pasado 22 de mayo. Desde este día escuchaba en cada ocasión la voz de un varón, que nunca quiso identificarse. A veces el hombre le decía frases bonitas, en ocasiones hasta apasionadas, y en otras eran obscenas y de mal gusto. Y llegó un día en que el hombre se atrevió a citar a la mujer, en una ocasión en la plaza de Quadrado, otra cerca del cementerio y en otras zonas de la ciudad. Ella acudió a varias de las citas pero nunca se encontró con su comunicante anónimo que, eso sí, la estaba observando.

Después, al regresar al bar, recibía una llamada y el varón le nombraba el color del vestido que llevaba y otros detalles siempre certeros. Por fin la mujer se decidió a denunciar lo que estaba ocurriendo. El Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía inició la investigación y, en pocos días, se tuvieron datos muy concretos sobre los lugares desde donde se efectuaban las llamadas. A partir de ahí se montó un servicio de vigilancia y, la tarde del pasado jueves, se cogió al hombre con el teléfono en la mano. Estaba en una cabina de la plaza de la Reina y fue detenido.