La toma de rehenes en una residencia de Orlando, Florida, culminó
ayer con el suicidio del secuestrador y la muerte de una de las
personas que había permanecido retenida durante tres días, informó
una fuente oficial.
El ex convicto, sospechoso de asesinato, Jamie Dean Petron, de
41 años, se disparó en el pecho en una casa de Meadow Woods, al sur
de Orlando, donde estuvo atrincherado, mientras que la rehén Andrea
Hall, de 40 años, fue encontrada muerta en la cocina. Las
autoridades están investigando las causas de su fallecimiento. «A
pesar de nuestros esfuerzos para evitar una tragedia, murió una
rehén inocente. Nuestras oraciones están con su familia», dijo el
alguacil del condado de Orange, Kevin Beary. Petron tenía también
como rehenes a Daniquea Akoon, de nueve meses, y a Althea Mills, de
16 años, quienes resultaron ilesas y lograron escapar cuando la
policía entró en la casa a través de la ventana de un baño.
Antes de que el secuestrador se suicidara, Mills se escondió en
un armario con el bebé y allí esperó el momento preciso para salir
de la residencia, según manifestó la policía del condado de Orange.
Petron, quien disparó contra un robot que las autoridades usaban
para tratar de negociar con él de manera pacífica, había dicho que
no era el demonio. «Este no soy yo. Algo está sucediendo».
Oficiales de policía dijeron que un francotirador de un equipo
especial disparó contra el ex convicto, pero falló, y horas después
Petron declaró a un canal de televisión local que estaba ileso,
pero que una de las rehenes había sido herida. El sospechoso liberó
el domingo a otros dos niños que también había tomado como rehenes,
un niño de ocho años y una niña de unos 11 meses.
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