El Cuerpo Nacional de Policía tiene controladas a unas cincuenta
chicas de nacionalidad nigeriana que se dedican a la prostitución
callejera en la Porta de Sant Antoni y aledaños.
La inmensa mayoría de ellas han llegado a Palma tras ser
expulsadas de Ceuta con una orden de alejamiento de la citada
ciudad, lo que no les impide residir en cualquier otra localidad
del Estado español. Estas mujeres fueron capturadas en Ceuta tras
pasar la frontera con Marruecos y quedaron ingresadas en el centro
para internamiento de extranjeros de Calamocarro. Pero
transcurridos unos meses, el procedimiento habitual que se sigue es
facilitar a los internos una tarjeta de residencia y dejarles en
libertad, con la advertencia de que tienen que alejarse de
inmediato de la ciudad autónoma de Ceuta.
En anteriores ocasiones se intentó devolver a Marruecos a las
extranjeras, pero el citado país no reconocía, y sigue en esta
actitud, que las personas afectadas procedieran de su país antes de
entrar en Ceuta por lo que ni tan siquiera quiere discutir la
posibilidad de que sean deportadas a Marruecos. El grupo de la
cinquentena de nigerianas comenzó a llegar a Palma hace varios
meses y las que no procedían de Ceuta lo hicieron acompañando a
maridos u otros familiares que tenían un permiso de trabajo con el
Pla Mirall. Desde hace tres meses se prostituyen en la Porta de
Sant Antoni y han ido invadiendo zonas y calles adyacentes,
provocándose lo que se viene en llamar «guerra» de prostitutas,
entre las citadas y las habituales de la Porta. La policía reconoce
que desde su llegada se sale a una media de una denuncia diaria por
amenazas, insultos, agresiones y en ocasiones falsas denuncias.
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