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Gary Yera, el subsahariano de 29 años que fue apuñalado mortalmente en la noche de ayer en el parque de Son Pizà, en Palma, recibió al menos cinco cuchilladas, en el pulmón, hígado y rostro. Las investigaciones policiales apuntan a un ajuste de cuentas entre la víctima y el agresor, que días antes ya lo había agredido.

El crimen, tal y como adelantó Ultima Hora en su edición de ayer, se cometió a las nueve y media de la noche en el parque de la calle Vicenç Juan Rosselló, muy cerca del cuartel de San Fernando. Gary se encontraba en compañía de su novia Laura y de otras personas y de imprevisto apareció un vecino de la zona y se encaró con él. Según testigos presenciales, este último intentó agredir con una barra de hierro al joven de color y la trifulca fue degenerando hasta que el agresor esgrimió una navaja y le asestó, al menos, cinco puñaladas. El atacante escapó y Gary quedó tendido en el suelo, desangrándose, y en estado crítico.

La Policía Local acudió en auxilio del herido, que fue trasladado hasta el PAC de Son Pizà, ubicado a escasos metros del escenario de la agresión. Los médicos hicieron esfuerzos denodados para salvarle la vida, pero finalmente Gary falleció. Gustavo G.L., un joven vecino de la zona, fue señalado por los testigos desde el primer momento como el autor del apuñalamiento, si bien parece ser que tras la agresión se marchó a su casa y regresó a los pocos minutos, momento en el que fue detenido. El arma homicida todavía no ha aparecido y el acusado fue interrogado ayer por la tarde sobre las circunstancias de la reyerta.

Ana María Ruiz, una íntima amiga del fallecido, relató ayer a este periódico que Gary y Gustavo ya se habían enfrentado hacía una semana y que incluso llegaron a las manos: «Llegó con un ojo morado y nos dijo que se había peleado en el parque con ese chico». Según parece, el motivo era una 'transacción' entre los dos jóvenes que no había satisfecho a Gary. Cuando le recriminó a Gustavo que le había estafado se inició la pelea.