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El acusado, Albert Eduard Zimmerman, fue conducido ayer desde la cárcel hasta la Audiencia de Palma. Iba a ser juzgado por un delito de tráfico de drogas, por el que el fiscal solicitaba inicialmente doce años de cárcel. Sin embargo, antes de celebrarse el juicio el fiscal ofreció al abogado defensor José Ignacio Herrero rebajar la condena a nueve años de prisión a cambio de confesarse culpable, propuesta que aceptó el propio acusado.

El holandés fue detenido el pasado mes de abril por el Grupo de Estupefacientes del CNP. El traficante, que se caracteriza por sus rasgos orientales, era investigado desde hacia algunas semanas, porque se sospechaba que distribuía éxtasis por los locales y discotecas de afluencia juvenil de las zonas de el Terreno y del Passeig Marítim de Palma. El día de la detención el acusado fue interceptado con su coche. Se trataba de un vehículo de gran potencia, que había aparcado por la zona de Portopí. La policía observó como el acusado abría el portaequipajes del coche, sacaba una bolsa y la depositaba en el asiento trasero. El sospechoso no iba solo, sino que le acompañaba otro amigo, que finalmente fue exculpado.

La policía decidió actuar en ese momento. Se comprobó que en la bolsa contenía 6.078 dosis de éxtasis. Horas después la policía realizó un registro la vivienda de Albert Eduard Zimmerman, que residía en una urbanización de Santa Ponça. Dentro de la vivienda se encontraron otros 2.877 comprimidos de esta droga. Las casi nueve mil pastillas las había traído días antes de Barcelona, escondidas en el coche.

El acusado explicó ayer que era consumidor habitual de cocaína y que solía consumir una media de dos gramos diarios.