Para localizar los cuerpos de estas personas desaparecidas en la
última década, los Mossos d'Esquadra han utilizado, por primera vez
en España, un radar de subsuelo con el que ayer iniciaron los
rastreos. Según fuentes policiales, las investigaciones se
iniciaron el pasado año tras ser localizado en la zona el cadáver
de un jubilado de Lleida, Llorenç Solves, enterrado en cal viva.
Dos personas, cuya identidad se corresponde con las iniciales,
A.C.P. y M.P.V.M., permanecen en prisión por este crimen. Los
Mossos d´Esquadra relacionan ahora a esta pareja con la
desaparición de otras siete personas que, al igual que el jubilado,
habrían podido ser asesinadas para robarles.
Tras el hallazgo del cadáver de Llorenç Solves, la policía
autonómica inspeccionó la zona donde estaba enterrado este hombre
en busca de más cadáveres, pero dada la extensión del terreno y
ante la imposibilidad de levantar la tierra con máquinas se decidió
suspender la búsqueda. Las pesquisas se han reanudado ahora al
conocer los Mossos la existencia de este georradar que permite
hacer una prospección del subsuelo para detectar los objetos
extraños.
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