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«Me acostumbré a vivir así. Mi padre me dijo que no tenía trabajo, que no podía darles de comer a mis hermanas y que no había más remedio que prostituirme». El tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia de Palma escuchó ayer el testimonio de una mujer, que en la actualidad tiene 21 años, que contó como sufría agresiones sexuales desde que cumplió los diez años de edad.

En el banquillo de los acusados se sentó ayer Juan Pedro H.R. El fiscal y el abogado de la acusación particular le imputan los delitos de violación e inducción a la prostitución. Se solicita que cumpla una condena de 37 años de prisión. En la actualidad está en libertad.

El acusado se separó de su esposa y se hizo cargo de la custodia de sus tres hijas. Según mantiene el fiscal, cuando la mayor cumplió los diez años comenzó a realizarle tocamientos. Al año siguiente ya la obligó a que le practicara una felación y cuando su hija cumplió los doce años mantuvo relaciones sexuales con ella. La acusación sostiene que la hija mayor, cuando sólo contaba con sólo 14 años, fue obligada por su padre a prostituirse. El acusado le proporcionaba los clientes, cobraba el dinero y a veces, incluso, participaba en algunos actos sexuales con otras parejas.

Juan Pedro H.R. se defendió ayer ante el tribunal manteniendo su inocencia. Sostiene que él ni ha violado a su hija mayor ni la ha obligado a prostituirse, y cree que esta denuncia ha sido maniobra de un ex socio suyo con el que tuvo problemas económicos. También acusó a su hija de ser una traficante de drogas y que le denunció porque él no quería que vendiera sustancias en su casa.