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J.F.MESTRE/P.C. Varios internos del centro Llar dels Ancians, dependiente del Consell Insular de Mallorca, han sufrido malos tratos cometidos por dos auxiliares de geriatría. Los hechos no son recientes, pero se han conocido ahora tras dictarse una sentencia en la que se toma la decisión de despedir, sin derecho a ninguna indemnización, a estas dos profesionales del cuidado de ancianos. Esta decisión la ha adoptado la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Baleares, que avala la decisión del Consell, que al enterarse de los hechos, despidió a las dos funcionarias. La sentencia da por probado unos hechos muy graves, como pueden ser agresiones y menosprecios a las ancianas. Pese a esta gravedad, el primer juez que estudió el caso consideró que no tenían suficiente entidad como para justificar el despido de las dos trabajadoras, una de ellas contratada en 1989 y la otra diez años después.

Las dos empleadas trabajaban en la misma planta. Las primeras irregularidades se detectan cuando se descubrió que, durante su turno de trabajo y especialmente en determinados momentos del final de la tarde, solían dejar sola la planta. Lo hacían aprovechando el momento de la retirada de los utensilios o de la ropa sucia. Así conseguían reunirse a charlar con las compañeras. Para ello tenían que acostar a los residentes inválidos entre las 16 y 16.30 horas, cuando las normas decían que debían hacerlo a partir de las cinco a las seis de la tarde. Además de ello, también en ocasiones administraban la alimentación en jeringuillas a residentes que no podían alimentarse de esta forma.

Uno de los episodios de malos tratos lo sufrió una anciana que se negaba a ducharse. Esta mujer llegó a amenazar a la trabajadora con una navaja y la empleada, tras decirle que era «una guarra» empujó la silla de ruedas, con la anciana sentada, que se detuvo al golpear contra una grúa situada en el fondo del pasillo. Otro de los motivos por los que las dos empleadas han sido despedidas es por atar a una de las residentes. Sin embargo, el trato más humillante la recibió una interna a quien le habían extirpado una pierna. Ha quedado demostrado que las dos trabajadoras jugaron con la pierna ortopédica de la mujer, tirándosela en el pasillo una a otra, como si se tratara de una pelota.