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J.F.MESTRE/E. BALLESTEROS Ayer tarde se celebró el funeral por el recuerdo del fallecido. La iglesia de Pollença se llenó de familiares y amigos, muchos de ellos practicantes de este deporte, que residen en la Península, y que quisieron esta en este último homenaje. Rafael Borrás estaba casado y era padre de una niña de corta edad. Era propietario, junto a sus hermanos, de una barca golondrina, con la que realizaba excursiones turísticas del Port de Pollença a Formentor.

Quien conocía a Rafael Borrás lo calificaron como el mejor practicante de ala delta que había en estos momentos en Balears, por lo que ha extrañado que fuera precisamente él quien sufriera este trágico accidente. Su trayectoria como deportista es impresionante. Hace quince años que comenzó a volar y entre otras muchas cosas destacaba por ser un buen competidor, según explicó ayer uno de sus compañeros.

A pesar de que no se dedicaba profesionalmente a este deporte, participó en muchas pruebas internacionales. Esta trayectoria en el extranjero se inicia en el año 1990, que fue elegido entre sus compañeros como capitán del equipo español que participó en el premundial de Brasil. Tres años después fue el segundo mejor español que se clasificó en el campeonato europeo celebrado en Italia. Sin embargo, su mejor actuación a nivel internacional la consiguió el año pasado en el campeonato del mundo que se celebró en Cádiz. Quedó en el puesto 26, pero se convirtió en el español mejor clasificado.

Sus amigos no hallaban ayer ninguna explicación de cómo el deportista, teniendo en cuenta su gran experiencia, pudo perder el control de su ala delta y matarse. Sin embargo, se da la circunstancia que hace varios días Rafael se había visto implicado en un grave accidente de tráfico, y el deportista sufrió un fuerte golpe en las cervicales. A algunos amigos suyos les comentó que había tenido algún que otro mareo, por lo que muchos de ellos creen que el domingo pudo sentirse indispuesto, no pudo controlar el aparato, y se estrellara.