Numerosos vecinos de la zona de Ciutadella se llevaron en la
madrugada del sábado un sobresalto al comprobar que algunos muebles
de sus viviendas vibraban o se desplazaban, como consecuencia de un
pequeño terremoto de magnitud tres en la escala de Ritcher.
Algunos residentes describieron ayer haberse despertado en la
medianoche, o incluso haber notado cómo se movía la lámpara de su
habitación o vibraba la cama. «Fue como si pasara un tren cerca de
casa», explicaba otro testigo.
El hecho de que su epicentro se hallara en alta mar hizo que
«sus efectos pasaran más desapercibidos para la población»,
explicaron ayer fuentes del Instituto Geográfico. En cualquier
caso, se trata de un movimiento geológico leve, que no llegó a
causar daños materiales, más allá de la inquietud de algunos
vecinos que llegaron a llamar a la Policía Local para interesarse
por lo sucedido. Los agentes municipales les tranquilizaron e
informaron que se había tratado de una sacudida leve, sin
consecuencias de gravedad.
En la mitad oriental de la isla, sus efectos apenas resultaron
perceptibles. En cambio, las consecuencias del temblor sí se
notaron en algunas poblaciones mallorquinas.
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