«Nos avisaron a través del portero automático de que debíamos
abandonar la casa», explicó ayer una vecina de la avenida de
Alcúdia a quien el susto le pilló en pijama. «Cuando me han avisado
me lo he tomado a broma, mi hija que vive al lado de mi casa no ha
hecho caso del aviso pero ahora la he llamado para decirles que
parece que la cosa va en serio», añadía otro vecino de una zona
evacuada.
Numerosos tramos de las calles más céntricas fueron precintados
y vecinos, trabajadores de bancos, comerciantes y visitantes
esperaban tras las cintas d precinto a que la guardia civil les
diera un nuevo aviso. «Al principio nos hemos asustado, ahora ya
vemos que debe de tratarse de una falsa alarma, una broma de muy
mal gusto», señalaba una vecina.
Además de numerosos agentes de la guardia civil, participaron en
las tareas de evacuación y desalojo de las zonas amenazadas la
policía local y los bomberos de Inca, a quienes reforzaron brigadas
de los bomberos de Santa Margalida. También se desplazaron hasta la
ciudad diversos agentes del Grupo Especial de Detección de
Explosivos (GEDES) que, acompañados por un pastor alemán
adiestrado, revisaron, una a una todas, la entidades bancarias
amenazadas. Los diversos precintos fueron retirados paulatinamente,
a medida que los GEDES finalizaban sus tareas. Aproximadamente a
las 11'20 horas, finalizó la última inspección y volvió la
normalidad a la ciudad.
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