La pequeña está en una habitación normal de Son Dureta, en observación.

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PEP MATAS-JAVIER JIMÉNEZ
Una niña de dos años de edad se encuentra hospitalizada en Son Dureta con pronóstico reservado después de que el jueves, de forma accidental, consumiera «éxtasis» líquido en la casa donde su madre trabaja como asistenta del hogar. De acuerdo con los datos que ha podido recoger este periódico, los hechos ocurrieron en una casa de la zona de Gomila, en Palma, cuando una mujer acudió a limpiar una vivienda acompañada de su hija, ya que al parecer no podía dejarla en otro sitio. La jornada transcurrió sin sobresaltos hasta que la pequeña le indicó a su madre que tenía sed. La mujer abrió la nevera y le entregó un recipiente de un litro y medio que presumiblemente contenía agua, aunque en realidad se trataba de «éxtasis» líquido.

Por fortuna, en la botella sólo quedaba una pequeña parte del líquido, que fue lo que ingirió la niña. A continuación comenzó a sentirse mal y su madre, asustada, la trasladó urgentemente hasta la residencia sanitaria de Son Dureta. Los médicos le efectuaron distintos análisis y pruebas y al final descubrieron que había consumido la citada droga. El siguiente paso fue realizarle un lavado de estómago y conocer el alcance exacto del impacto de haber consumido «éxtasis» a tan temprana edad. De forma paralela, el Cuerpo Nacional de Policía fue informado de la situación de la menor y la Policía Judicial se hizo cargo de la investigación.

Los agentes se entrevistaron con los médicos y con la madre de la criatura, para saber las circunstancias exactas en que se había producido la ingesta, y tras comprobar que se había tratado de un accidente centraron las diligencias en el dueño de la casa, que al cierre de esta edición todavía estaba siendo buscado. La niña se encuentra en planta, en una habitación normal y su estado no corre peligro. Sin embargo, los médicos la tienen en observación por si manifiesta algún comportamiento o reacción extraño en las próximas horas. El «éxtasis» líquido es, en realidad, un fuerte desinhibidor que provoca euforia y locuacidad, pero que puede ser muy perjudicial para la salud, sobre todo en niños o menores.

En la zona de Gomila los frascos con esta sustancia se venden a unos 36 euros (6.000 pesetas), si bien su consumo no está tan extendido como el del «éxtasis» clásico, que se comercializa en formato de pastilla. El propietario de la casa donde ocurrió el incidente será acusado posiblemente de un delito de tenencia ilícita de drogas, aunque se presupone que la botella donde escondía la sustancia había estado llena y ya había vendido algunos frascos.