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José Antonio Espejo Martín, el hombre que está acusado de asesinar a un amigo suyo con el que compartió varias copas la noche del crimen en Can Picafort, mantuvo ayer ante el jurado popular que era inocente. El fiscal Gabriel Rul·lan y el letrado Joan Fluxà, como acusación particular, solicitan contra este hombre 20 años de prisión. El letrado Antoni Albertí defiende que es inocente y pide la absolución. Los hechos ocurrieron en la noche del 1 de octubre del año 2000. Félix Lamela, la víctima, y el acusado vivían en el mismo edificio. Aquella noche estuvieron tomando copas en dos bares de la zona donde, según ratificaron ayer algunos testigos, se les vio discutir. El acusado reconoció ayer que estuvo con la víctima aquella noche, y ambos bebieron «varios cuba libres».

A pesar de la insistencia del fiscal, José Antonio, albañil de profesión, negó, no sólo que hubiera discutido con la víctima (como presenciaron varios testigos) sino que se marcharan juntos del bar. El acusado explicó que se quedó en el bar hablando con un amigo y que salió mucho después de que lo hiciera Félix. Al entrar en el edificio en el que vive descubrió a la víctima tendida en el suelo sobre un gran charco de sangre. «Le cogí por la cabeza y me dí cuenta que estaba inconsciente. Subí a su casa para avisar a su hijo». En la ropa que llevaba aquella noche el acusado apenas había dos pequeñas manchas de sangre, pese a que reconoce que estuvo tocando su cuerpo. El fiscal le preguntó varias veces si fue él quien le produjo más de 30 navajazos a la víctima, aunque siempre encontró la misma respuesta: «No fui yo, aquella noche no llevaba ninguna navaja. Félix era muy amigo mío y no tenía ningún motivo para asesinarle».

Precisamente el arma del crimen fue encontrada, seis meses después, arrojada en un sótano próximo al lugar del crimen. La navaja fue mostrada al acusado, que dijo que no era suya, pero que la había visto por su casa, que compartía con tres personas. Sobre las horas que pasaron juntos en el bar señaló el acusado que en algún momento estuvieron bailando y que le llamó la atención a su amigo porque estuvo molestando a una extranjera. «Le dije que si volvía a hacerlo no saldríamos más juntos. Fue la única discusión que tuvimos». A preguntas de su abogado, el acusado indicó que Félix era una persona que tenía problemas económicos y que días había mantenido una discusión en su casa por unas personas que querían echarle del piso. El acusado insinuó que una tercera persona podría haber matado a la víctima antes de que él llegara al edificio.