Francia se despertó ayer conmocionada por el drama vivido de
madrugada en el Ayuntamiento de Nanterre, a las afueras de París,
donde un hombre mató a tiros a ocho cargos electos e hirió
gravemente a otros catorce. Las autoridades no descartan que el
número de fallecidos aumente en las próximas horas. La «pesadilla»,
en palabra de varios de los supervivientes, empezó poco después de
la 01.00 de la madrugada, justo después de que la alcaldesa, la
comunista Jacqueline Fraysse, diese por finalizada la sesión del
Consejo Municipal.
En ese momento, un hombre, que había seguido toda la sesión
dedicada a asuntos presupuestarios en los bancos del público, se
levantó tranquilamente y empezó a disparar a diestro y siniestro.
Según Fraysse, el hombre, identificado como Richard Durne, de 33
años, tenía la intención de matar a todos los presentes -unas
cuarenta personas- y lo habría conseguido si no hubiese sido
reducido por varios concejales, que le inmovilizaron cuando trataba
de cambiar el cargador de una de sus tres pistolas. Los fallecidos
son cuatro cargos electos comunistas, un ecologista y tres de la
oposición de derechas.
Los supervivientes, que al escuchar los primeros disparos
creyeron que se trataba de balas de fogueo o de petardos,
destacaron que Durne actuó con «calma», «metódicamente» y «sin
decir una palabra», y cuando fue reducido sólo dijo reiteradamente
«matadme». De complexión fuerte y moreno, Durne, que asistía
regularmente a los debates municipales, es un aficionado al tiro
deportivo, dispone de licencia de armas y carece de antecedentes
policiales. Natural de Nanterre, Durne utilizó tres pistolas para
perpetrar su matanza: dos automáticas de marca Glock, de origen
austríaco y de un calibre de 9 milímetros, y otra Smith y Wesson
357, considerada especialmente peligrosa.
La policía registró su domicilio, donde vivía con su madre, pero
no encontró más armas. El hombre, que según algunas informaciones
podría tener antecedentes psiquiátricos, fue interrogado por
agentes de la brigada criminal de París. Aunque algunos de los
indemnes le definieron como «un militante ecologista», el partido
de los Verdes desmintió que milite o haya militados en sus filas.
Richard Durn estaba en paro y había hecho labores humanitarias en
la antigua Yugoslavia. Durn, de 33 años y natural de Nanterre, era
tesorero y miembro de la sección local de la Liga de Derechos
Humanos desde finales de 2001.
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