La maniobra se inició correctamente, pero cuando el aparato
estaba a punto de tomar tierra perdió el control y se estrelló a
gran velocidad contra el asfalto. El impacto fue tremendo y las
alas y el morro de la avioneta quedaron destrozadas, dibujando un
dantesco amasijo de hierros. Desde la torre de control se avisó sin
demora de lo ocurrido y el aeropuerto puso en marcha el Plan de
Emergencias, que contempla accidentes de gravedad o que pueden
poner en peligro el funcionamiento de las pistas. La primera
prioridad consistió en auxiliar a los ocupantes de la avioneta
matrícula EC-GKR del vuelo 306 Barajas-Son Sant Joan, que
desgraciadamente ya habían fallecido a consecuencia de la colisión.
En el dispositivo participaron más de treinta dotaciones de los
bomberos, Guardia Civil, ambulancias y servicios de emergencias del
aeropuerto, que acordonaron el tramo donde había acontecido el
siniestro aéreo e iniciaron la investigación.
La operatividad del aeropuerto no se vio seriamente afectada por
el siniestro, aunque Son Sant Joan funcionó sólo con una pista
durante muchas horas. Desde AENA (Aeropuertos Españoles y
Navegación Aérea) se informó de que la Comisión de Investigación de
Incidentes y Accidentes de Aviación Civil, perteneciente al
Ministerio de Fomento, ya se ha hecho cargo de las diligencias
sobre lo ocurrido, aunque de momento no existe una versión oficial
sobre las causas de la tragedia. A partir de las siete de la mañana
comenzó a llover de forma copiosa en Son Sant Joan, pero
curiosamente cuando se produjo el impacto las condiciones eran de
plena normalidad, por lo que parece descartado que el agua o la
niebla provocaran el desastre.
La empresa funeraria de Palma retiró los cadáveres de los dos
fallecidos una hora después del accidente aéreo y el juez de
guardia ha ordenado que se les practique la autopsia en los
próximos días. Tanto César Bores como Víctor Roca parece ser que
residían en Catalunya, ya que la empresa para la que trabajaban
tiene la sede en Sabadell. A las 8.30 horas las inmediaciones del
cruce de s'Aranjassa con la carretera de Manacor era un hervidero
de periodistas y curiosos, que desde la verja que delimita el
perímetro del aeropuerto siguieron la evolución de los
acontecimientos. Dos horas después, aproximadamente, una gran grúa
colocó los restos de la avioneta de Tadair sobre un camión, que los
trasladó hasta un hangar. Son Sant Joan recobraba la normalidad,
tras el drama de la madrugada.
El SEPLA pide que se vigile la normativa de las
compañías de carga
El SEPLA pidió ayer a las autoridades aeronáuticas que «vigilen muy
de cerca» el cumplimiento de la normativa por parte de las
compañías aéreas de carga y expresó su pesar por el accidente. En
un comunicado informativo, el Sindicato Español de Pilotos de
Líneas Aéreas (SEPLA) expresó su «preocupación» por este nuevo
siniestro, que se suma a la «inquietante y creciente» cifra de
accidentes aéreos sufridos por compañías aéreas de carga en España.
El SEPLA solicitó «una vez más» a las autoridades aeronáuticas y
«muy especialmente» a Aviación Civil que «extreme las medidas de
vigilancia» respecto al cumplimiento de la normativa vigente por
parte de las compañías de carga en materia de procedimientos de
vuelo, mantenimiento de aeronaves, pesos de mercancías
transportadas y jornadas de trabajo de los pilotos.
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