Las devastadoras riadas que anegan el norte del Cáucaso y han
causado ya casi un centenar de muertos, provocaron también la ira
del presidente ruso, Vladimir Putin, quien amenazó con procesar a
las autoridades locales por negligencia. El presidente convocó ayer
a la plana mayor del Gobierno y les espetó los fallos que encontró
en su viaje por sorpresa a la zona afectada por las inundaciones,
donde, según el propio Putin, la situación es crítica y la
recuperación no va bien.
Putin reprendió a las autoridades locales y a los
suministradores de energía por pretender subir las tarifas para
afrontar las reparaciones, y ya ordenó a la Fiscalía General que
investigue los casos criminales derivados de tal negligencia. El
Ministerio de Situaciones de Emergencia ruso ha suministrado las
últimas cifras sobre la catástrofe: 93 muertos (cómputos locales
sobrepasan el centenar de fallecidos), 321.000 damnificados,
101.022 evacuados y casi 400 millones de dólares en daños.
La prensa publicó ayer que las autoridades regionales tenían
conocimiento previo de la magnitud del diluvio que se venía encima,
pero la población nunca fue avisada y no hubo tareas de emergencia
preventivas. Las regiones de Stavropol, con 47 muertos, y
Krasnodar, 31 fallecidos, son las más afectadas, aunque la crecida
de ríos ha causado numerosas víctimas en las siete repúblicas del
Cáucaso ruso.
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