Al menos 28 personas han muerto a causa de las inundaciones que
anegan varios países de Europa central y sudoriental, con centros
históricos y turísticos como Praga gravemente amenazados por las
aguas. En Austria eran siete ayer las personas fallecidas por las
fuertes riadas que azotaban el país desde hacía 48 horas, las más
graves del último siglo, que han movilizado a miles de bomberos y
voluntarios y a más de 8.000 soldados. La capital, Viena, donde el
caudal del Danubio se controla con esclusas, no corre peligro
inmediato y las autoridades esperan que, con la excepción de
algunas instalaciones portuarias, la riada pase sin causar daños en
su camino hacia Hungría y el sudeste europeo.
En Rumanía, tres personas murieron y al menos 14 resultaron
heridas la noche del lunes en el sur, donde descargó una fuerte
tormenta. El número de víctimas mortales asciende ya a ocho. Las
tormentas afectaron a 818 casas de 55 localidades en 13 de los 40
departamentos del país, destruyeron 62 puentes, 2.000 hectáreas de
cultivos agrícolas y 190 puestos de transformación eléctrica.
El caudal del Danubio ha aumentado en un 25 por ciento y se
prevé que crezca más aún en los próximos días. En Alemania, donde
se han producido al menos tres muertes por las inundaciones en el
este y el sur, el Gobierno anunció ayer un crédito de 100 millones
de euros para los afectados. La situación fue ayer especialmente
dramática en Dresde, de cuyos alrededores fueron evacuadas cerca de
1.000 personas. La catástrofe se extiende asimismo por otras
ciudades sajonas, donde ayer murieron dos personas y al menos nueve
están desaparecidas.
En la República Checa, 40.000 personas recibieron orden de
evacuar la capital, Praga, a causa de la mayor crecida del siglo en
el río Moldava. El primer ministro, Vladimir Spidla, decretó el
estado de emergencia, después de que las inundaciones causaran la
muerte de nueve personas, una de ellas en Praga, y la desaparición
de otras dos en el país. En Bulgaria, una niña de 13 años murió en
el distrito de Kirdyalui, aplastada por un muro de una obra de
construcción tras el que se guarecía de las lluvias torrenciales.
En Italia, el ministro de Agricultura, Gianni Alemanno, declaró
ayer zona de desastre natural la región de Lombardía.
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