Sobre estas líneas, Manoli, del bar La Sirena, muestra una máquina reventada por los ladrones.

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La mayoría de bares ubicados en las barriadas palmesanas de Sa Vileta y Son Roca han sufrido en las últimas semanas o meses la desagradable visita nocturna de algún ladrón, aunque en alguno de estos establecimientos no han podido entrar porque han sido sorprendidos in fraganti o debido a las medidas de seguridad.

En el Café Aldeana, todo un clásico de Sa Vileta, Damián, su propietario, explicó ayer que a finales de enero «forzaron la puerta lateral y robaron algunas monedas» de la máquina. El afectado, sin embargo, no interpuso denuncia «porque no sirve para nada». En el bar Torres, según contó Javier, su responsable, el sábado ocurrió tres cuartos de lo mismo, pero los delincuentes no consiguieron su propósito y escaparon a bordo de un coche. Vanesa y Verónica, las encargadas del bar La Peña, relataron que el jueves pasado los ocupantes de un coche sospechoso intentaron reventar la verja de entrada. En esta ocasión no lo consiguieron, pero en otras si que han saqueado el interior del negocio.

El bar La Sirena no se ha librado de esta espiral de delincuencia. Manoli, la encargada, manifestó indignada que «nos han robado dos veces en una semana, esto es algo increíble». Según la mujer, en una de esas visitas nocturnas los hampones se apoderaron de un televisor, un equipo de música, un jamón, vino y botellas de alcohol, además de reventar las máquinas expendedoras en busca de monedas. Luis, del bar Luis, tampoco ha sido una excepción y la semana pasada, a las 3.30 horas, un cliente que pasaba por delante del local ahuyentó a los ladrones. Uno de los pocos bares que se salva de esta oleada es el bar Manchego y Àngel, el dueño, dio su explicación: «Yo vivo encima del negocio, y todo el mundo lo sabe. Si no fuera así otro gallo cantaría».

Si en Sa Vileta la situación es grave, casi alarmante, en Son Roca, otra barriada castigada por la delincuencia, los bares no han tenido descanso. Arnau, del bar Frente Atlético, indicó que desde que regenta el local «me han entrado dos veces» y que la última fue la semana pasada. En el bar Pedro hace tres semanas los ladrones entraron y «fueron a por el dinero de las máquinas y de la caja», contó el encargado, mientras que en la cafetería Son Roca, regentada por Pedro, las cosas no han ido tan mal: «Mis padres viven encima del bar y creo que por eso no vienen».