El fiscal solicita una condena de 20 años de prisión para un joven
de Eivissa, llamado Francisco M.M., que está acusado del asesinato
de un inválido al que supuestamente arrojó con su silla de ruedas
por un acantilado en la zona de Illa Plana. El acusado, de 28 años
de edad, natural de Reus, en Tarragona, se enfrenta a una petición
fiscal de 20 años de prisión por un delito de asesinato con la
agravante de abuso de confianza. El joven será juzgado hoy en Palma
ante un jurado popular en una vista que presidirá la magistrada
Margalida Beltrán.
Los hechos ocurrieron el día 24 de abril del pasado año. El
cadáver de la víctima, un hombre de 48 años de edad, que vivía de
la indigencia y cuya identidad responde a las iniciales de A.N.M.,
fue encontrado en la noche del crimen por un hombre que estaba
pescando por esta zona acantilada de Eivissa. Esta persona primero
vio caer por el barranco una silla de ruedas y acto seguido vio
como el inválido también se precipitaba por el mismo lugar. Ya
desde un principio se descartó la posibilidad de que se tratara de
un suicidio o, incluso, de un accidente. Era imposible que debido a
los impedimentos físicos que tenía la víctima hubiera podido
acceder por sus propios medios a esta zona acantilada de la isla.
Sin embargo, el testigo que vio caer a la víctima no localizó a
nadie más en el lugar de los hechos. Esta situación dificultó, en
un principio, la investigación policial. Los agentes estuvieron
interrogando a los amigos, familiares y personas que conocían a la
víctima, que era un hombre conocido porque se dedicaba a mendigar
por la ciudad de Eivissa. Gracias a estas indagaciones se averiguó
que la última persona que fue vista con la víctima fue precisamente
Francisco M.M. La policía averiguó que el joven era familiar del
minusválido y que muchas veces solía ayudarle a desplazarse con la
silla de ruedas. El joven ha negado los hechos, pero la coartada
que presenta tiene muchas lagunas, puesto que pese a que reconoce
que el día de los hechos estuvo con el minusválido, no cuadra la
hora en la que afirma que le dejó. De hecho, hay testigos que han
declarado que los vio juntos al detenido y a la víctima a una hora
mucho más tardía de la que indica el acusado.
La policía, además, sospecha que el móvil del crimen fue
económico. El minusválido siempre solía esconder el dinero que
lograba mendigando en el calzado y el día que apareció muerto no se
encontró nada.
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