Los niños del Colegio Público Gabriel Alzamora de Palma se lo
pasaron ayer «en grande» cuando, de manera sorpresiva sonaron las
alarmas de incendio. Los profesores comenzaron el desalojo de las
aulas, tranquilos al saber que trataba de un simulacro de
incendio.
Los pequeños obedecieron las órdenes que se les iban dando, unos
con sonrisas en los labios pero todos en fila india y siguiendo las
indicaciones de los mayores. En el centro había una columna de humo
y los pequeños fueron llevados hasta la cercana Plaça Llorenç
Bisbal, mientras que efectivos del Cos de Bomberos daban vida al
simulacro con sus mangueras y equipados para la ocasión. Poco
después, cuando se dio por acabado el simulacro, los pequeños
regresaron de manera ordenada al centro.
De nuevo sonrisas y alguna que otra travesura. Sobre todo cuando
se les acercaron los bomberos y algunos de los pequeños quiso ser
refrescado del calor que imperaba a aquella hora. El simulacro se
inició a las doce del mediodía y fue calificado como una
experiencia positiva, y una medida de prevención eficaz ante un
caso real, que nadie espera ni desea que ocurra.
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