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Mauricio Mena, el joven argentino que falleció el sábado en Artà al estrellarse su ala delta, era un piloto experto y el accidente se debió a «un cúmulo de circunstancias». Mauricio, de 29 años, casado, con un hijo de cuatro años y cuya mujer está embarazada, formaba parte desde hace unos cuatro años del Club Vol Lliure Mallorca. Su muerte ha causado conmoción entre sus familiares, amigos y el medio centenar de personas que forman parte de este club, el único de aficionados al ala delta en la Isla. Su presidente, Francisco Igualada, explicó ayer que «de los cincuenta socios que más o menos somos, hay una quincena que vuelan de forma activa y Mauricio era uno de ellos».

Francisco Igualada matizó que el ala delta es un deporte «de riesgo pero muy seguro, la gente que vuela sabe muy bien lo que hace y la mala suerte ha sido un factor determinante en este accidente, a lo mejor si hubiese salido un minuto antes o después, o si hubiese caído unos metros más lejos, estaríamos hablando de un resultado completamente diferente, pero desgraciadamente no se puede hacer nada». Francisco destacó que «todavía no hemos hablado nada porque el accidente es muy reciente, pero seguramente desde el club se le hará algún homenaje».