Los clientes que se encontraban en la tienda «La Gran Oportunidad»
de Palma el 26 de agosto de 2003 a las 19.00 horas recordarán
durante mucho tiempo una escena más propia de una película de
Hollywood que de un día de rebajas.
Ese día, unos pocos clientes curioseaban entre los estantes
buscando alguna ganga entre los objetos de segunda mano que se
venden en el comercio cuando, repentinamente, un coche entró en la
tienda desde las Avingudes, destrozando numerosas vitrinas y
creando un enorme estrépito y una lluvia de cristales rotos.
Pocos segundos antes, el conductor del vehículo, que se
encontraba en estado ebrio, había perdido el control de su Seat
Ibiza en la curva de la Avinguda Gabriel Alomar i Villalonga,
desviándose involuntariamente hacia la calle General Ricardo
Ortega.
El coche se llevó una valla publicitaria por delante, esquivó
por poco una farola, atropelló a dos peatones y se estrelló contra
el escaparate exterior del comercio, arrastrando consigo a los dos
viandantes, que se estamparon contra la cristalera del
comercio.
El accidente fue grabado por una cámara de seguridad de la
tienda, que recoge cómo un niño se salvó milagrosamente de ser
atropellado, puesto que el coche pasó a pocos centímetros de él
mientras miraba una de las vitrinas. Otro niño, que se encontraba
acompañado por sus padres, descubrió horrorizado que bajo las
ruedas del coche se encontraba una mujer herida, que al principio
«parecía estar muerta». Tras rescatarla y comprobar que se
encontraba malherida, los encargados llamaron al 061. Mientras
tanto, el conductor salió del interior del coche, un tanto confuso
y ajeno al desastre que acababa de protagonizar.
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