Ni reggae, ni son, ni ron. Tan sólo un poco guacamole y algo de
tequila. Y viento, mucho viento. En tanta demasía que llegó éste en
forma de dos huracanes con nombre de mujer: «Denise» y «Emily». El
primero privó a Àngel Ramírez y Maribel Moreno de conocer la
exhuberancia vegetal de Jamaica y les condenó a no poder apaciguar
su sed con los daiquiris del Floridita y los mojitos de la
Bodeguita del Medio en La Habana. El segundo les brindó dos horas
de angustia. Ahora, sentados cómodamente en la sala de estar de su
ático en Palma, Àngel y Maribel se disponen a accionar eplay de su
reproductor de vídeo y rememorar una odisea que, sin ser la vivida
por Ulises y trocando el Mediterráneo por el Caribe, para la pareja
de recién casados se ha convertido en mítica. El inicio de la
odisea vivido por los dos turistas mallorquines no tuvo a las
playas de Troya como escenario, sino que comenzó cuando zarparon
del puerto de la isla mexicana de Cozumel con destino a la patria
de los rastafaris: la ínsula de Jamaica.
Pero cuando las verdiblancas costas jamaicanas empezaban a
vislumbrarse en el horizonte, la tripulación del crucero en el que
viajaban convocó a todo el pasaje para informarles de que el
huracán «Denise» estaba siguiendo su estela y recalar en los
muelles de Ocho Ríos significaba exponerse al seguro azote del
vendaval. Ante esta coyuntura el capitán decidió desviar la
travesía hacia la isla de Gran Caimán. Tras poner rumbo hacia Gran
Caimán cuenta Àngel salió a la cubierta de popa desde donde pudo
observar que tras la espumosa y blanca estela del crucero un cielo
«negro e increíble» les estaba acechando.
Visto Gran Caimán, el crucero transportó a Àngel y Maribel hasta
la isla cubana de Paradiso. No obstante, las grandes nubes negras,
el preludio de las huracanadas hostilidades del «Denise», seguían
presentes en el horizonte tras el que se ocultaba el puerto de La
Habana. La siguiente escala en su odisea. Pero Àngel y Maribel se
quedaron sin revolución, sin congrí y sin malecón porque ante la
tempestad que se avecinaba decidieron cancelar su estancia en la
capital cubana y pasar el resto de su luna de miel en la Riviera
Maya a salvo del huracán. Pero, ¿de cuál? Efectivamente, viajando a
la costa oriental mexicana habían conseguido dar esquinazo al
«Denise». Lo que no sabían es que en su segundo día en el corredor
de Tulum otro huracán, el «Emily», iba a devastar el hotel donde
estaban hospedados. «A partir de ahí ya sabéis qué pasó, aunque la
realidad fue mucho peor de lo que se ve en el vídeo», afirman, aún
atónitos, Àngel y Maribel.
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