Por su parte, George W. Bush anunció ayer el envío en las
próximas 72 horas de 7.000 militares más a la región devastada por
el huracán. Bush aseguró que la prioridad es completar la
evacuación «tan pronto y de manera tan segura como sea posible» y
ha reiterado que la ciudad volverá a ser la que era antes. Ayer,
decenas de vehículos militares lograron adentrarse en el centro de
Nueva Orleans para repartir las primeras toneladas de provisiones,
cuando todavía son alrededor de 50.000 las personas que esperan a
los servicios de rescate. Unas 2.000 están todavía en el estadio
«Superdome» en condiciones infrahumanas y otras 25.000 se agolpan
en las inmediaciones del Centro de Convenciones a la espera de
poder subirse a uno de los autobuses, que ayer comenzaron a
llegar.
Según el teniente general responsable de las operaciones de
rescate en la ciudad, Russel Honere «las próximas 24 horas serán
vitales». Honore ha puesto a los 4.000 efectivos desplazados en el
área de Nueva Orleans a patrullar las calles y poner fin a los
continuos episodios de violencia registrados desde que el pasado
lunes el huracán azotó la ciudad. Numerosas personas denunciaron
violaciones y asaltos a los refugiados que se agolpaban en torno al
estadio «Superdome» y el Centro de Convenciones, donde también se
han registrado disturbios entre los propios refugiados, que se
peleaban por lo poco que había.
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