Ese detalle les llamó la atención y cuando pasados unos minutos
siguió sin moverse ya se alarmaron y se dirigieron hacia la playa,
donde encontraron a los compañeros de José García. Los amigos se
sumergieron en la zona donde flotaba la boya y al poco tiempo
localizaron a la víctima, ya inerte.
El servicio de emergencias del 112 puso en marcha un dispositivo
para rescatar el cadáver y una embarcación de Salvamento Marítimo
trasladó el cuerpo del buzo hasta Alcúdia, donde un médico confirmó
que no se podía hacer nada por él. La Guardia Civil se ha hecho
cargo de la investigación sobre el submarinista ahogado y de
momento no ha trascendido qué le pudo pasar al joven cuando se
encontraba a varios metros de profundidad. El submarinista había
realizado inmersiones a pulmón, sin aparentes problemas, y en el
momento en que aconteció el accidente se encontraba solo.
«Está previsto que el lunes por la mañana le realicen la
autopsia, y así podremos saber exactamente qué fue lo que le
ocurrió», explicó ayer uno de los investigadores, que añadió que la
hipótesis principal es que José García se sintió indispuesto y ya
no pudo salir a la superficie. La víctima vivía en la calle Vidrier
y según parece era una experto submarinista. La funeraria Pollentia
trasladó los restos mortales hasta el cementerio, a la espera del
examen forense de mañana.
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