Cuando todas las miradas estaban puestas en algunas calles de Inca,
la Guardia Civil dio en la noche del viernes un golpe de efecto en
forma de gran redada contra narcotraficantes de sa Pobla.
Cerca de una veintena de agentes, de paisano y de uniforme,
irrumpieron en tres bares de sa Pobla casi al unísono. La
contundencia del operativo sorprendió a vecinos y transeúentes, que
en cuestión de minutos vieron cómo las patrullas tomaban algunas
calles y entraban en establecimientos públicos. En uno de ellos,
ubicado en el número 34 de la calle Muntanya, el registro fue un
éxito. Los funcionarios tenían noticias de que en aquel bar se
traficaba y antes de que el propietario pudiera reaccionar se
dirigieron hacia él y lo redujeron. En la barra, junto a unos botes
pequeños, aparecieron 524 pastillas de éxtasis listas para la venta
y dos tabletas de hachís de 200 gramos. Milut A., el dueño, de 22
años, fue acusado entonces de un delito contra la salud pública y
quedó detenido.
La redada, en cualquier caso, no se limitó a esa local. Otros
dos bares fueron inspeccionados y unas sesenta personas, muchas de
ellas de origen marroquí, fueron cacheadas e identificadas. Se
trataba, en algunos casos, de consumidores que iban a abastecerse o
que se marchaban tras haber comprado la droga. El caso de sa Pobla
no es tan escandaloso como el de Inca, donde la crispación vecinal
era máxima ante el deterioro de la seguridad ciudadana en los
últimos meses. Aún así, existían quejas vecinales y muchos
residentes criticaban que algunos traficantes -en especial dos o
tres marroquíes- trapicheaban en locales públicos, sin ningún
reparo y a la vista de todos. Con este golpe de efecto, que puede
repetirse en breve en otras localidades, la Benemérita ha dejado
bien claro que la impunidad no existe, y mucho menos para los
narcotraficantes. En la operación del viernes noche en sa Pobla
participaron efectivos del EDOA (Equipo contra la Delincuencia
Organizada y Anticrimen) y del Núcleo de Reserva, apoyados por los
integrantes del cuartel. Algunos vecinos se acercaron a los agentes
y les apremiaron a seguir con este tipo de intervenciones: «Ya era
hora, esto estaba degenerando», apuntó uno de ellos. El único
detenido por el alijo de éxtasis y hachís será puesto a disposición
judicial en las próximas horas y el bar que regenta podría ser
clausurado por la delegación del Gobierno si se constata que era
utilizado como 'tapadera' para el narcotráfico.
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