El Juzgado de lo Penal número 4 de Palma celebró ayer un juicio
derivado de la supuesta compra de dos décimos de lotería que
resultaron premiados en el sorteo de Navidad de 2000. Los
protagonistas de este proceso judicial son tres matrimonios
residentes en Mallorca a los que denominaremos A, B y C, que se
conocían desde hacía bastante tiempo y realizaban viajes y
actividades conjuntamente. En agosto del año 2000 efectuaron un
recorrido por la Península y, entre otros lugares, visitaron
Segovia. Se da la casualidad de que el primer premio del sorteo de
Navidad del 22 de diciembre tocó allí.
A partir de ese momento empezó el conflicto. El matrimonio A
interpuso una denuncia y una querella, a la que se sumó B, contra
C, porque aseguran que habían comprado dos décimos en común en
Segovia que podrían haber resultado premiados. Según A y B estos
decimos los guardó el marido de C y se negaba a enseñárselos. La
pareja C niega rotundamente que se compraran esos dos décimos y
denunció a A y B por denuncia falsa, falsedad documental y calumnia
con publicidad. Esta denuncia de C contra A y B era lo que se
juzgaba ayer.
La vista fue compleja. La declaración de los acusados duró mucho
y había más de 20 testigos citados a declarar, 4 de ellos por
videoconferencia. El juicio sigue hoy y, a pesar de que las penas
de cárcel que se piden por parte de la acusación son bajas, lo que
sí ha quedado claro es que la gran amistad que había de A y B con C
ha desaparecido, algunos de ellos han padecido problemas de salud y
el conflicto ha fracturado el grupo de amigos en común porque unos
se decantan de una parte y otros por la otra.
Tras la primera denuncia de A, que quedó sobreseida, todos los
décimos premiados se enviaron a Palma para ser revisados, ya que el
marido dijo que habían hecho una inscripción en el reverso. El
esposo de A sostiene que los billetes que se compraron en común son
dos en los que detrás figura la palabra «Segovia», escrita
supuestamente por él. Por ello encargó un informe caligráfico. Su
mujer y B corroboran que se compraron dos décimos en Segovia, y por
este motivo después se interpuso la demanda contra C, reclamando la
parte proporcional del premio.
El abogado de C localizó a las dos personas que cobraron esos
décimos con la inscripción «Segovia» en el reverso. Son una ex ATS
de Valencia y un militar de Madrid, que acudieron a Segovia a
finales de 2000 por trabajo, compraron los billetes y dijeron que
escribieron la palabra «Segovia» detrás. Estas dos personas negaron
conocer a C. Los policías citados como testigos también negaron que
tuviesen relación con C.
Respecto a la difusión de los hechos, muchos de los testigos
negaron que los acusados hicieran público el conflicto.
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