En las foto se aprecia una de las peleas que ocurren por la noche. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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PEP MATAS-GUILLEM PICÓ
Son las cuatro de la mañana de un sábado cualquiera y la esquina de la calle Médico José Darder con Cardenal Despuig, en Palma, es un hervidero de gente 'pasada' de alcohol y ellos sabrán qué tipos de drogas se han metido en sus cuerpos. Vómitos, peleas, tanganas, actos vandálicos, gritos... Por sus aspectos y los acentos de sus conversaciones la inmensa mayoría provienen de países centro y sudamericanos y, de hecho, están en los alrededores de un local que lleva por nombre 'Cueva latina'.

La problemática no es nueva en la zona. El pasado mes de mayo se publicó en estas páginas un reportaje sobre el malestar de los vecinos de Pere Garau por estos hechos y en varios locales. Los vecinos recogieron firmas «para evitar los jaleos que se montan y las molestias que ocasionan a altas horas de la noche». «Rompen coches, orinan en los portales, vomitan en la calle», decían entonces los afectados, y desde entonces la situación ha mejorado en algunos locales, pero por lo que parece ahora el «jaleo» se concentra en la esquina de las citadas calles. Los vecinos llaman a las emisoras de la Policía Local y del Cuerpo Nacional de Policía. Acuden patrullas y entonces los 'salvajes' parecen corderitos amaestrados, salvo alguna que otra rara excepción.

En general el asunto parece tener algo de extraño porque, en los últimos meses, y sólo por parte de la Unidad Nocturna de la Policía Local de Palma, se han llevado a cabo cuatro controles de los cuales se han levantado actas por carecer el local de licencia de apertura, carecer de medidas de seguridad, por la presencia de menores en el interior y dos actas por tenencia de sustancias estupefacientes por parte de algunos clientes. También, en dos ocasiones los policías han acudido con inspectores del Ministerio de Trabajo y, en total, a lo largo de estos meses, se han llevado a cabo centenares de identificaciones. Por su parte, patrullas del Cuerpo Nacional de Policía han acudido en decenas de ocasiones, bien por iniciativa propia o por llamadas requiriendo su presencia por peleas o trifulcas.