La problemática no es nueva en la zona. El pasado mes de mayo se
publicó en estas páginas un reportaje sobre el malestar de los
vecinos de Pere Garau por estos hechos y en varios locales. Los
vecinos recogieron firmas «para evitar los jaleos que se montan y
las molestias que ocasionan a altas horas de la noche». «Rompen
coches, orinan en los portales, vomitan en la calle», decían
entonces los afectados, y desde entonces la situación ha mejorado
en algunos locales, pero por lo que parece ahora el «jaleo» se
concentra en la esquina de las citadas calles. Los vecinos llaman a
las emisoras de la Policía Local y del Cuerpo Nacional de Policía.
Acuden patrullas y entonces los 'salvajes' parecen corderitos
amaestrados, salvo alguna que otra rara excepción.
En general el asunto parece tener algo de extraño porque, en los
últimos meses, y sólo por parte de la Unidad Nocturna de la Policía
Local de Palma, se han llevado a cabo cuatro controles de los
cuales se han levantado actas por carecer el local de licencia de
apertura, carecer de medidas de seguridad, por la presencia de
menores en el interior y dos actas por tenencia de sustancias
estupefacientes por parte de algunos clientes. También, en dos
ocasiones los policías han acudido con inspectores del Ministerio
de Trabajo y, en total, a lo largo de estos meses, se han llevado a
cabo centenares de identificaciones. Por su parte, patrullas del
Cuerpo Nacional de Policía han acudido en decenas de ocasiones,
bien por iniciativa propia o por llamadas requiriendo su presencia
por peleas o trifulcas.
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