La portavoz del Ministerio paquistaní de Asuntos Exteriores,
Tasnim Aslam, atribuyó ayer la dificultad de trasladar la ayuda a
las zonas devastadas al mal tiempo, pero también a la falta de
recursos internos para hacerlo.
Las lluvias temporales y el granizo caído desde el pasado lunes
han hecho imposible que los helicópteros lleguen a los sitios más
remotos de la región montañosa de Cachemira, que solamente son
accesibles por ese medio.
Mientras tanto, la asistencia extranjera sigue llegando desde
todo el mundo, en respuesta al llamamiento del presidente
paquistaní, Pervez Musharraf, que ha calificado la catástrofe
creada por el terremoto del pasado sábado como «la peor tragedia»
que ha ocurrido en su país. Cuatro días después de la catástrofe,
millones de damnificados siguen desesperados para recibir agua,
comida y mantas y asistencia médica.
Joan Rosselló, el bombero mallorquín, miembro de Bomberos Sin
Fronteras, que se ha desplazado a Pakistán, explicó ayer a Ultima
Hora que «el viaje ha ido perfecto y hemos llegado bien a
Pakistán», pero lamentó la «gran desorganización que hay aquí». «La
ONU sólo se preocupa de traer a la gente, después sólo te dicen las
zonas afectadas y te tienes que buscar la vida», destacó Joan
Rosselló.
El bombero mallorquín indicó que está cooperando en la zona de
Bula-Kot, en el norte de Pakistán cerca de la frontera con India,
junto a otros voluntarios de China, Alemania, Pakistán y Bali.
«Todo está destrozado y las carreteras están muy mal, gracias a
unos indígenas pudimos llegar a Bula-Kot en furgoneta después de
siete horas de viaje, hemos hecho un campamento y trabajamos de
forma continua relevándonos unos a otros», agregó Rosselló.
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