Javier Jiménez20/10/05 0:00
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Una residente alemana que hace quince días practicaba 'footing' por una finca de Algaida descubrió a un caballo semiabandonado y escuálido en aquellos terrenos. Durante cinco días el equino, según la extranjera, no fue alimentado. Desde ADDA (Asociación para la Defensa de los Derechos de los Animales) se ha cursado una denuncia ante la conselleria de Agricultura para que el dueño del animal lo entregue a la protectora, pero el propietario se niega.

La alemana que descubrió el caballo fue a visitarlo a diario, y comprobó que su situación era dramática. «Gracias a esa mujer pudo comer algo, y ahora la señora recorre cada día diez kilómetros para verlo y llevarle comida», añadió Sansó. La delegada, nada más tener conocimiento del caso, se desplazó hasta Algaida y fue testigo del sufrimiento del equino: «Está enfermo, en un estado lamentable. Lo que hacen con él es una agonía. El agua que tiene está negra, no se puede beber y su aspecto exterior es dramático, se le ven las costillas marcadas y tiene una mirada tristísima».

«El caso de ese pobre caballo es terrible. Está bajo un pequeño toldo, que si llueve o hace calor no le da la suficiente protección. Pero lo peor de todo es que está en los huesos, famélico. Todo a su alrededor es suciedad y basura y sólo pedimos que nos dejen acogerlo durante dos meses, el tiempo suficiente para que se recupere», contó María Sansó, la delegada de ADDA en Mallorca.

ADDA recurrió en un primer momento al Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) de la Guardia Civil, pero el caso ha acabado en la conselleria de Agricultura, donde se ha cursado una denuncia contra el propietario del animal, que está plenamente identificado. Un veterinario también se ha desplazado hasta aquellos terrenos para exminar al equino.

«Hay una Ley que nos permite decomisar animales que son maltratados o cuya integridad está en peligro por la desidia de sus dueños. Esos es lo que queremos hacer en este caso, pero de momento la conselleria no nos deja hacernos cargo del caballo», se lamentó Sansó.