Mari Carmen Fuster y Alberto Cámara se casaron hace dos semanas. Están en México y desde el jueves no han llamado.

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Lo peor ya pasó, pero muchas familias isleñas siguen sufriendo por la ausencia de noticias tras el paso devastador del huracán «Wilma» por las principales zonas turísticas mexicanas. Otras, como Julia y Sebastián, han conseguido contactar ya con sus casas y han esbozado a grandes rasgos su particular pesadilla: «Ha sido muy fuerte, hemos pasado mucho miedo».

Cati Caimari, dueña de un souvenir en s'Arenal, lleva tres días sin pegar ojo. Su hija María del Carmen Fuster, recién casada, viajó con su esposo, Alberto Cámara, de luna de miel a la Riviera Maya. El jueves por la mañana llamó por última vez, «y ya la noté rara, aunque no me dijo nada del huracán». «Estaba muy apagada, algo raro en ella, y se ve que no me quería decir nada del 'Wilma' para que no nos preocupáramos. No hemos podido hablar con ellos desde entonces y lo estamos pasando fatal», contó ayer a Ultima Hora. Mercedes, otra mallorquina, también ha pasado un fin de semana de pesadilla. Su hermana Julia, de Santa Maria, y su marido, Sebastià, de Alaró, habían elegido el mismo destino mexicano para pasar su luna de miel. «El viernes a las cuatro de la tarde fue la última vez que pudimos hablar con ella, y nos dijo que estaban refugiados en el salón de actos del hotel, junto con otras 700 personas y sin luz», añadió Mercedes.

Ayer por la tarde, por fin, la pareja llamó por teléfono: «Nos han dicho que están bien, que ha sido muy fuerte lo que ha pasado y que ya pueden empezar a salir del refugio». Manuel Cruz, otro isleño, está también en la Riviera Maya, pero no de vacaciones. Trabaja en un hotel de la compañía Iberostar y el viernes por la mañana le contó a su mujer, Pilar Seguí, que llovía intensamente y soplaban vientos muy fuertes. Agregó que lo estaba grabando todo y luego, de repente, se cortó la comunicación. Su esposa está tranquila, aunque de momento no ha conseguido contactar de nuevo con él.

El ciclista del Illes Balears Antoni Colom y su mujer, Irene, eran otros de los «desaparecidos». Desde el viernes no se tenían noticias de ellos y ayer por la tarde, a las 18.00 horas, el deportista pudo hablar con su madre, Catalina Mas. «Qué contenta estoy, lo hemos pasado muy mal. Antoni me ha dicho que no podían llamar desde el hotel y que ha tenido que salir para hacerlo. Lo han pasado fatal, ha sido un desastre y ya han pensado en hacer otro viaje de luna de miel para olvidar éste», contó la señora, muy emocionada.