La aeronave, un Boeing 737 de la compañía nigeriana Bellview
Airlines, había despegado desde Lagos, la principal ciudad de
Nigeria, y tenía como destino Abuya, la capital, a aproximadamente
500 kilómetros de distancia.
Perdió contacto con la torre de control minutos después de
despegar, tras una llamada de angustia hecha por los pilotos cuando
el aparato entraba en una zona de tormentas.
Los restos del aparato fueron encontrados en la villa de Lissa,
unos 50 kilómetros al norte de Lagos, aunque inicialmente se había
informado de que había caído 200 kilómetros más al norte, en las
proximidades de la ciudad de Kishi.
También se había hablado de la posibilidad de que hubiera
supervivientes, pero en las primeras imágenes de televisión que
difundió la cadena AIT no se ven señales de vida. En el sitio del
accidente, además, se observa una gran destrucción.
Los funcionarios policiales y locales que anteriormente habían
hablado de la existencia de supervivientes y que ubicaban el lugar
del accidente en Kishi, han corregido esos datos.
Portavoces de la Cruz Roja, además, han confirmado que no había
señales de vida entre los restos del avión. Las informaciones que
se difundido sobre el accidente han sido muy confusas, tanto por el
número de ocupantes como por el lugar del siniestro y por la
posibilidad de que alguien pudiera haber salido con vida.
Según los últimos datos, en la aeronave viajaban 110 pasajeros y
seis miembros de la tripulación. Las cifras han variado por los
escasos controles que existen en los vuelos locales de Nigeria.
Inicialmente, el avión de Bellview fue buscado en aguas del
océano Atlántico, pero después fuentes oficiales dijeron que los
restos habían sido hallados cerca de Kishi, y finalmente se dijo
que había caído mucho más al sur.
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