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EFE-LAGOS
En medio de una gran confusión e informaciones contradictorias, un avión nigeriano con 116 personas a bordo se estrelló ayer noche, por razones aún desconocidas, y todo indica que ninguno de los ocupantes ha logrado sobrevivir.

La aeronave, un Boeing 737 de la compañía nigeriana Bellview Airlines, había despegado desde Lagos, la principal ciudad de Nigeria, y tenía como destino Abuya, la capital, a aproximadamente 500 kilómetros de distancia.

Perdió contacto con la torre de control minutos después de despegar, tras una llamada de angustia hecha por los pilotos cuando el aparato entraba en una zona de tormentas.

Los restos del aparato fueron encontrados en la villa de Lissa, unos 50 kilómetros al norte de Lagos, aunque inicialmente se había informado de que había caído 200 kilómetros más al norte, en las proximidades de la ciudad de Kishi.

También se había hablado de la posibilidad de que hubiera supervivientes, pero en las primeras imágenes de televisión que difundió la cadena AIT no se ven señales de vida. En el sitio del accidente, además, se observa una gran destrucción.

Los funcionarios policiales y locales que anteriormente habían hablado de la existencia de supervivientes y que ubicaban el lugar del accidente en Kishi, han corregido esos datos.

Portavoces de la Cruz Roja, además, han confirmado que no había señales de vida entre los restos del avión. Las informaciones que se difundido sobre el accidente han sido muy confusas, tanto por el número de ocupantes como por el lugar del siniestro y por la posibilidad de que alguien pudiera haber salido con vida.

Según los últimos datos, en la aeronave viajaban 110 pasajeros y seis miembros de la tripulación. Las cifras han variado por los escasos controles que existen en los vuelos locales de Nigeria.

Inicialmente, el avión de Bellview fue buscado en aguas del océano Atlántico, pero después fuentes oficiales dijeron que los restos habían sido hallados cerca de Kishi, y finalmente se dijo que había caído mucho más al sur.