Jornadas laborales de 18 horas, no remuneradas y en condiciones de
esclavitud. Así vivían los menores chinos que un matrimonio de
aquel país traía ilegalmente a Palma. La pareja ha sido detenida
por la Policía y ahora se investiga cuántos adolescentes asiáticos
están en esa situación.
Menegliang Su y su esposa, Yongmei Li, vivían en ficticia
armonía con sus cinco «hijos», todos sospechosamente de la misma
edad. Habían solicitado incluso una casa de protección oficial al
Ibavi y cobraban del paro. Pero todo era mentira: no estaban
desocupados, sino que se dedicaban a introducir a menores chinos en
Mallorca. No eran padres: los chavales vivían con ellos en estado
de esclavitud y eran hijos de familias pobres de su país que
contraían una deuda con ellos y la pagaban entregando mano de obra
gratuita. El matrimonio falsificaba documentos de reagrupación
familiar para conseguir la entrada de los zagales y tanto supuesto
hijo llamó la atención de los investigadores de la UCRIF (Unidad
Contra las Redes de Inmigración y Falsificación). Los agentes
abrieron una investigación y hace algunos días procedieron a la
detención de Menegliang Su y Yongmei Li.
El sueño europeo que vendía el matrimonio era demasiado tentador
para muchas familias pobres de Shangai, que aceptaban enviar a sus
hijos adolescentes a España. La pareja china les pagaba el billete
y luego eran de su propiedad. Apenas les dejaban dormir y
trabajaban en comercios asiáticos día y noche. Cuando estaba
saldada la deuda recobraban, en teoría, la libertad. Pero en
realidad no era así. Las triadas chinas casi nunca permiten que un
'esclavo' se le escape de su control. Hay demasiadas cosas que
silenciar y normalmente se capta al joven para otros 'trabajos
sucios', siempre en la clandestinidad.
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