En la imagen se aprecia el cadáver de un toro semental, valorado en unos 6.000 euros. Foto: A.S. identificativa.

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La matanza a tiros de vacas, terneros y toros continúa en unos terrenos ubicados en el término municipal de Pollença. Si el pasado 20 de octubre de formuló una denuncia ante la Guardia Civil, de la que se informó en estas páginas la pasada semana, sobre el hallazgo de los cadáveres de dos vacas, y vísceras de terneros en la finca de 'Mina Gran', ahora se ha localizado el cuerpo de un toro semental, valorado en unos seis mil euros, que también presenta impactos de proyectiles en la cabeza.

De la primera inspección efectuada parece ser que el toro recibió el impacto de proyectiles disparados con un rifle de caza mayor. El animal estaba en la finca 'Mina Petit', adyacente con la citada. A raíz de la primera información publicada, una señora envió un escrito a Ultima Hora, en el cual se identifica como una de las tres personas que son propietarias de 'Mina Petit'. La señora explicó que después de un largo litigio el Supremo confirmó que la propiedad del predio es de las tres personas, y añadió que ninguna de ellas se hace responsable de los animales porque nunca los han querido en su finca.

También dijo que los toros no están legalizados ni anillados. Por parte de las personas que en su día formularon la denuncia ante la Guardia Civil de Pollença, se asegura que desde hace unos 20 años hay vacas y toros en la finca, y que en los últimos meses se tenía controlados a una cuarentena, mientras que en los últimos días sólo se ha detectado la presencia de unos 20. Estas personas tienen previsto acudir hoy a la Guardia Civil para identificar al propietario de los animales, y aseguran que muchos de ellos llevan las anillas identificativas que exige la Conselleria de Agricultura.

Además del cadáver del semental, se dice que el pasado fin de semana vieron por la finca, de unos siete u ocho kilómetros de extensión, a una vaca malherida que sacaba sangre por la boca, por lo que deducen que ya estará muerta. Estas personas cuentan que los animales antes eran mansos pero que, a raíz de las muertes por disparos, ahora se han dispersado por la finca y es prácticamente imposible recogerlos.